Y esto es:
Por ciclos, la poesía se convierte en un ejercicio de catarsis, a los que equilibran los periodos de clasicismo. Rafael Robles, en su segundo libro, juega a la visceralidad, lo cual no indica que descuide el aspecto formal de sus textos. Pero lo que se respira es su agudo conflicto con el mundo, su deseo de romper el cordón umbilical con sus padres, sus amigos, su medio y ciertas conductas sociales castrantes. Se nota que el autor algo le debe a los poemas de Bukowski, que en su poesía juntaba la ternura con la descripción ríspida de su realidad circundante. Por eso es probable que su lectura atraiga principalmente a los jóvenes.
Por Enrique Cúneo, revista Somos (29 de noviembre del 2008)
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